Centauro descamisado

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Daniel Santoro

miércoles, 16 de mayo de 2018

Solo en el Fondo confiamos

José Queruza para Mirada Critica.https://mirada-critica.com/2018/05/15/solo-en-el-fondo-confiamos/

Mañana, hoy, se pagan las LEBACS. Desde estas páginas hemos intentado describir el devenir político y social de nuestro país, desde una mirada, valga la redundancia, critica, amplia, sin caer en proselitismos ni en campañas de opinión, siempre desde una óptica apoyada por la teoría y la filosofía política, no por simular algún esnobismo elitista o académico, si no por encontrar en esos viejos textos estudiantiles razones y explicaciones básicas a problemas concretos que la humanidad ha trascurrido en su derrotero histórico nacional e internacional.
Desde aquí, sin ser economicistas, venimos alertando sobre la marcha del gobierno de “Cambiemos”, sus traspiés, sus engañosos cantos de sirena, que hoy aletargados, recuerdan más a los roncos gritos de un desesperado Coco Basile tratando de ordenar la defensa de alguna formación del futbol local, que a las melódicas ninfas de cuerpo de pez que seducían a los antiguos marinos. La dudosa belleza estética del bailecito y los globos de colores hoy nos resultan imposibles, ya lo veníamos viendo en las encuestas que bajo la montaña de votos yacían dos o tres palabras claves para explicar el éxito electoral sin aun divisarse éxitos económicos relevantes. Pasados los semestres prometidos, esos votos solo decían “esperanza”, solamente esperanza.
La política tiene mucho de lo subjetivo, lo irracional, lo pasional y hasta lo místico, todos los políticos han tenido brujos y videntes. El concepto esperanza es quizá parte de esto, y la traducción de esa esperanza en política se puede definir en la Argentina como “confianza” y votos. Pues bien, esa esperanza en el gobierno de Mauricio Macri y esa confianza hacía su figura como político capaz, se rompió.
Durante estos dos años funcionó a la perfección, como un mecanismo de relojería, la estrategia de Duran Barba de achacarle todos los males al gobierno anterior y azuzar el temor con campañas conspirativas incomprobables de Elisa Carrió. Toda protesta de la oposición, de los sectores sindicales o de los consumidores, y “ciudadanos comunes” afectados por el encarecimiento de las tarifas y de la vida en general, fueron desoídos, ninguneados, ridiculizados y eran rápidamente enrolados en lo que el gobierno mismo calificó como “grasa militante”, “corruptos”, “chavistas”, y “populistas”. También violentamente, suplantados, por paradigmáticos actores sociales llamados Juanita de Pringles o Marcos de González Catán, sonriendo complacientes en los carteles y en las selfies de María Eugenia Vidal, como una piadosa y sufriente Magdalena, o con un agradable y cálido Mauricio, amigo de los pobres.
A medida que el gobierno fue pifiando y se hacía más evidente el rumbo incierto en lo económico, a la par fueron creciendo las causas judiciales y las campañas de los medios descalificando sin pruebas, con un lenguaje peyorativo y preocupantemente persecutorio, a la oposición y a todo aquel que proteste.
Sin embargo, lo que a simple vista pareciera ser un navegar al garete de la economía, sin rumbo, lo cierto es que el timón de Macri, desde el minuto uno de su gestión, estuvo orientado en beneficiar a los sectores concentrados de la economía, las multinacionales, los acopiadores e intermediarios agroganaderos exportadores, los amigos de la patria contratista y el consumo de las clases más altas. Los demás, miramos nuestros bolsillos cada vez más flacos.
Mauricio Macri logró que nuestra realidad nacional retrocediera en el tiempo como en una novela de ciencia ficción a aquella, hoy no tan lejana, década del 90. Que Domingo Cavallo vuelva a transitar los pasillos del Banco Central, que funcionarios del FMI vuelvan a las tapas de los diarios, que las tapas de los diarios anuncian las bonanzas de un STAND –BY y que el dólar se descontrole comiéndose reservas y todo el escenario financiero local, es un viaje demasiado horrible a la memoria de este pueblo. Nadie que haya logrado mantener sus nervios y memoria, más o menos lucida, puede avalar semejante avalancha de hijadeputeses e impericias que ha sumado este gobierno.
Sí renovarán, las LEBACS o no, los inversionistas rapiñeros del mercado financiero, poco importa ya, el daño está hecho. El país se ha vuelto a endeudar desenfrenadamente, las reservas se las llevan los camiones de caudales a granel en aviones y por fibra óptica, volvemos al temido ESTAN-FLACION (estancamiento con inflación) que genera el peor remedio a la inflación, la recesión (falta de dinero en la calle, léase en los bolsillos populares).
¿Pero como se puedo caer en tanto en tan poco tiempo? La respuesta sorprende pero así han sido todas las experiencias de libre mercado en la Argentina, como dice Jorge Asís “siempre terminan mal”. Acá no hay amortiguación, como hizo Menem, cuando usó toda el dinero de las privatizaciones de las empresas del Estado para financiar la insostenible convertibilidad (un peso un dólar).
Amigo lector tome sus recaudos, tal vez en algunas mentes febriles de este gobierno estén escuchando los consejos de Cavallo y estén pensando sus recetas: devaluación, endeudamiento, dolarización y corralito. Pero sobre todo, tome nota, y en las ya ahí, próximas elecciones de 2019, vote con conciencia recordando su experiencia, desconfiando siempre del discurso monocorde de las empresas corporativas de medios de comunicación. Anótelo bien en la puerta de la heladera con el imancito, no sea cosa que con los goles del mundial y todo eso nos tomen por sorpresa, ¿No?